Asociación de Foniatría, Audiología y Logopedia Platense
Viernes, 3 de Mayo de 2024 NUEVO WEBSITE Afalp
T E M A S   C I E N T I F I C O S

Alternativa de cribado auditivo en el 1er. año de vida

SOCIEDAD ARGENTINA DE PEDIATRÍA - X Congreso Argentino de Pediatría Social

Autora:
Lic. Norma Beatriz Massara
Hospital Zonal Especializado Dr. Noel H. Sbarra
Fonoaudiología

Durante el transcurso del primer año de vida, el niño va aprehendiendo de su ambiente a través de la experiencia. La audición le posibilita incorporar su lengua madre y aprender a procesar y comprender el lenguaje. Cuando el impulso sensorial auditivo es interrumpido, o modificado transitoriamente, provoca alteraciones en el desarrollo del lenguaje, en el procesamiento de la información a nivel del pensamiento e impide un aprovechamiento armónico de las posibilidades de aprendizaje. La hipoacusia, o discapacidad para oír/escuchar, durante períodos sensibles iniciales de desarrollo, constituye una problemática de amplio impacto social que altera la vida de relación.
Su incidencia de presentación es de 1 a 5:1000 nacidos vivos.
Si la detección es tardía, el aislamiento, la falta de alternativas lingüísticas, de comprensión del discurso, la frustración en el enfrentamiento comunicativo con el otro, acompaña la vida cotidiana del niño; la desorientación, preocupación e incertidumbre por el futuro, la de los padres y familiares.
En la Conferencia Internacional sobre Screening, Diagnóstico e Intervención, realizada en Cernobbio, Italia, en mayo de 2004, se recomendó realizar la identificación, la detección, antes del mes de vida, el diagnóstico antes del 3 m. y la intervención, es decir, la estimulación auditiva, el habilitar la intención comunicativa hacia los 6 meses:



La continuidad y el acompañamiento en el accionar permite acomodaciones en todos los integrantes del proceso asistencial.
En nuestro país, la Ley 25.415, sancionada en abril de 2001, dió Creación al Programa Nacional de Detección Temprana y Atención de la Hipoacusia, la que posibilita por derecho, al estudio precoz de la capacidad auditiva del niño y el tratamiento oportuno si lo necesitare.
El cribado auditivo es recomendado para la asistencia sanitaria preventiva en pediatría por la Academia Americana de Pediatría, en el recién nacido por pruebas objetivas, y a partir de los 2–4 días de vida por un método estándar y subjetivo.
Observar el desarrollo de la conducta auditiva durante el 1er. año de vida, es un modo de detectar estandarizada y subjetivamente si la respuesta al sonido está presente. Si no lo estuviese, se corrobora la respuesta con Potenciales Evocados Auditivos.
Asi, durante los primeros doce meses de vida, observando el desarrollo del lactante, con la mirada puesta solo en la evolución del comportamiento acústico frente a los ruidos del medioambiente, la voz hablada y los sonidos, se pueden diferenciar: reacciones reflejas presentes desde los primeros días de vida: el reflejo cócleo palpebral, el frontal, el de Moro, el muscular generalizado, cese o inicio del llanto, el desviar la mirada, las modificaciones del ritmo respiratorio o el cardíaco, succionar, deglutir o dejar de hacerlo. A partir de los 3 o 4 meses de vida el niño inicia la búsqueda de orientación hacia la fuente sonora, localiza lo sonidos que se producen a un lado o a el otro, también en forma refleja, solo con la mirada: reflejo óculogiro, o con la cabeza: reflejo céfalogiro. Esta reacción que se inicia con un giro de la cabeza en el plano horizontal hacia el lado de donde proviene el sonido, nos posibilita detectar una pérdida monoaural, en los casos en que lateraliza hacia un lado y no hacia el otro. Hay que considerar en esta evolución, el desarrollo ocular y motriz del lactante, ya que si un bebé de 6 meses de edad cronológica no logra mantener su cabeza erguida o seguir una persona en movimiento, las repuestas comportamentales auditivas esperables corresponden a las de un niño de menos edad. Igualmente a un niño que presenta un nivel de desarrollo global esperable para su edad cronológica pero responde escasamente a las pruebas sonoras, se lo presume con un daño auditivo.A partir de los 4 meses de edad los sonidos van cobrando cada vez más significación en la vida del niño. Puede condicionarse espontáneamente, anticipándose a la acción, si lo que escucha tiene relación con una situación que le provoca placer o displacer. Reconoce la voz de su mamá y puede rolar en su dirección, captando, en una comprensión afectiva inicial, la expresividad de la voz. En el plano de la producción hablada, vocaliza, silabea, y es en este juego auditivo – vocal de autoimitación, en este circuito de retorno, por el cual se escucha y se imita a si mismo, donde se encuentra otro pilar del desarrollo de la conducta auditiva.
Los niños hipoacúsicos cuando llegan a la edad de 8 – 9 meses, pasando el período de mutismo, dejan de producir sonidos espontáneamente (las cualidades acústicas de la voz van perdiendo cada vez más timbre, haciéndose monocordes y sin melodía) y esto se debe a que la comunicación simbólica está condicionada a la posibilidad de escuchar. En este período los niños normoyentes sólo expresan los sonidos de su lengua materna , los que han podido seleccionar por la funcionalidad auditivo – vocal.
Responde a órdenes simples, se orienta en todas las direcciones de procedencia del sonido incluyendo atrás y adelante, dice sus primeras palabras y se comunica bidireccionalmente con otros, alrededor del año de vida.
El Joint Committee on Infants Hearing, en su posición 1994, recomienda la detección universal de los lactantes que presenten indicadores de riesgo de hipoacusia:
- Historia familiar de sordera neurosensorial infantil hereditaria.
- Infección intrauterina, como citomegalovirus, rubéola, herpes y toxoplasmosis.
- Anomalías craneofaciales, incluyendo las anomalías morfológicas del pabellón auricular y el conducto auditivo.
- Peso de nacimiento inferior a 1.500 g.
- Hiperbilirrubinemia a una concentración sérica que precise exanguinotransfusión.
- Medicaciones ototóxicas, incluyendo pero no limitándose a los aminoglucósidos, utilizadas en múltiples tandas o combinadas con diuréticos de asa.
- Meningitis bacteriana.
- Puntuaciones de Apgar de 0 a 4 al minuto o de 0 a 6 a los 5 minutos.
- Ventilación mecánica durante por lo menos 5 días.
- Estigmas u otros hallazgos asociados a un síndrome que se sabe que incluye una sordera neurosensorial y/o de conducción.
- Preocupación de los padres/cuidadores sobre la audición, el habla, el lenguaje y/o un retraso del desarrollo.
- Traumatismo craneal asociado a una pérdida de conciencia o fractura de cráneo.
- Otitis media recidivante o persistente con derrame durante por lo menos 3 meses
Tomando como parámetros esperables las conductas detalladas y considerando los indicadores de riesgo citados, se implementó a 935 niños de 0 a 18 meses de E.C. institucionalizados en el Hospital Zonal Especializado Dr. Noel H. Sbarra, de la ciudad de La Plata, con problemas de salud provocados por situaciones de violencia ejercidas contra ellos o situaciones de alto riesgo social. Se incluyó como indicador de riesgo el carecer de datos perinatológicos. Fueron derivados para evaluación objetiva con Potenciales Evocados Auditivos 22 de ellos de los que surgieron 5 niños con pérdidas auditivas neurosensoriales de distintos grados y 17 pérdidas auditivas conductivas.
Estos resultados demuestran que:
- La utilización de las Pruebas Comportamentales como método subjetivo, simple, rápido y económico, cuando se carece de otros medios evaluativos, permite detectar precozmente trastornos auditivos;
- Que acompañando el cuadro clínico del paciente ayudan a diagnosticar el tipo de pérdida y, muchas veces, permite presuponer el grado de la misma.
- Incentiva en el niño el prestar atención a los sonidos, base de la estimulación auditiva.
- La preocupación de los Asistentes de Puericultura del hospital en el desarrollo del lenguaje y la comunicación, es significativo en el proceso evaluativo.
- Carecer de datos perinatológicos es considerado un indicador de riesgo.
- Vivir en una comunidad cerrada provoca infecciones reiteradas y consecuentes hipoacusias conductivas.
Por lo tanto, es posible utilizar como método de screening auditivo, los indicadores de riesgo auditivo acompañado de la evaluación del desarrollo de la conducta auditiva.

Presentado en el X Congreso Argentino de Pediatría Social “Políticas públicas a favor de la niñez y la adolescencia” como Trabajo Libre, Presentación Oral, Categoría: Salud Pública, el 23 de Junio de 2005 en el Centro Cultural General San Martína, Buenos Aires. Sociedad Argentina de Pediatría – Comité Nacional de Pediatría Social.

© Asociación de Foniatría, Audiología y Logopedia Platense
Calle 39 Nº 323 (e/ 1 y 2) Tel: (0221) 425-9281 - Autorizaciones (0221) 4896434 - Auditoría (0221) 4276264